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domingo, marzo 01, 2015

Urueña (Valladolid)


Urueña es un municipio y localidad española española de la provincia de Valladolid, en la comunidad de Castilla y León.

Cuenta con uno de los cascos urbanos mejor conservados de la provincia de Valladolid, ofreciendo a su visitante el aspecto de una pequeña ciudad medieval. Por este motivo fue declarada Conjunto Histórico-Artístico en el año 1975. Conserva gran parte de la muralla con dos de sus puertas, algunos lienzos del castillo, casonas de piedra de cierta calidad y la iglesia parroquial gótico-renacentista de Santa María del Azogue. Acoge el centro etnográfico “Joaquín Díaz”, el Museo Luis Delgado de instrumentos del mundo, la sala de exposiciones Mercedes Rueda y el museo de las Campanas. Además, en 1975 fue declarada Villa del Libro, motivo por el que está incluida dentro de la red de Villas del Libro del mundo.

Desde muchos lugares de su casco urbano, se pueden obtener buenas panorámicas de su territorio circundante, lo que ha convertido a Urueña en un indudable mirador del paisaje de la Tierra de Campos. Fuera del casco urbano, destaca la presencia de los tradicionales palomares y de la ermita santuario de Nuestra Señora de la Anunciada, uno de los mejores ejemplos del románico catalán en la meseta castellana. La advocación de la virgen Anunciada es de gran tradición en esta localidad, celebrándose sus fiestas patronales el 25 de marzo y la romería el 8 de septiembre.

HISTORIA:
La historia de esta villa nos traslada hasta los primeros asentamientos vacceos, fue romanizada a principios de nuestra era y cristianizada sobre el siglo X. Fue cabeza de Infantado de Valladolid en los siglos XII al XIV.

El lugar donde está ubicada la villa, dominando estratégicamente el valle, fue muy atractivo para los primeros asentamientos. Se cree que su topónimo es una voz heredada de sus primeros habitantes, los vacceos: Ur-Uru (zona de aguas) y Anna-Eneas (hermana). En la ladera del cerro donde se asienta la villa existe desde la antigüedad un manantial de aguas limpias del que se fue surtiendo la población a lo largo de los siglos. A mediados del siglo XX se construyó dentro del pueblo una fuente con la traída de agua de dicho manantial, para facilitar el aprovisionamiento a los vecinos.

Los romanos llegaron a estas tierras hacia el año 1 a. C. Por el término pasaba una vía de unión entre Palencia y Zamora, vía de la Toresana, donde quedan restos de la calzada y de un puente.

En la Edad Media, con el rey Sancho II de Castilla (Sancho el Fuerte), la villa fue cabeza del Infantado de Valladolid. Su hermana Doña Urraca cuidó y habitó el feudo. Más tarde, Alfonso VII concedió a su hermana Sancha Raimúndez el Infantado de Valladolid, con el dominium de las villas de Medina de Rioseco, Castromonte y Urueña, las tres en plena frontera de los reinos de León y de Castilla, que en el reinado de este rey estaban unidos. En 1157 murió Alfonso VII, dividiendo de nuevo los reinos: dejó León a su hijo Fernando II y Castilla a su otro hijo Sancho III el Deseado, que fue quien fortificó la plaza de Urueña en vista de la nueva división. Sancho III reinó tan sólo un año, le sucedió Alfonso VIII de Castilla que era solo un niño, pero el Infantado de Valladolid pasó a la jurisdicción de Fernando II de León que sintiéndose perjudicado por el testamento de Alfonso VII aprovecho la minoría de Alfonso VIII para hacerse con estas tierras. Cuando Alfonso VIII alcanzó la mayoría de edad, hizo la guerra contra Fernando II forzando un tratado de paz en Medina de Rioseco, que restauraba las fronteras entre ambos reinos tal como había dejado Alfonso VII en su testamento. Después de este tratado volvieron las rencillas entre ambos monarcas que hubieron de hacer otro tratado de paz, el llamado Tratado de Fresno-Lavandera en el que se enumeran los lugares que debían pertenecer a cada reino, quedando Urueña dentro del reino de Castilla. Durante los reinados siguientes, la villa de Urueña se mantendría como punto crucial de frontera entre los dos reinos.

En el siglo XV, el rey Juan II donó la villa a don Pedro Girón, mayordomo y favorito del príncipe y futuro rey Enrique IV.

En 1876, la villa sufrió un terrible incendio que destruyó medio pueblo. El Ayuntamiento quedó totalmente devastado y con él todos los archivos. Recientemente, en los últimos años del siglo XX y primeros del XXI, la villa ha dado un gran cambio en su aspecto, estructura y calidad de vida. Las calles están pavimentadas, las casas y algún palacio reconstruidos y el castillo, que sirve como cementerio, está siendo restaurado y ajardinado en el año 2005.

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